martes, 26 de septiembre de 2017


BESSIE SMITH. MI CAMA VACÍA

La emisión de Buscando leones en las nubes de esta semana se articula sobre las mismas pautas que rigieron la de hace siete días y que servirán de organizadores de la del lunes próximo, pues son tres los programas que estamos dedicando a la inclasificable artista Bessie Smith, la Emperatriz del blues, uno de los nombres más destacados, sino el más relevante, de un género intenso y emotivo, desgarrador y melancólico,
a menudo desesperanzado y siempre tristísimo, del cual nuestra invitada, que desarrolló su carrera en el primer tercio del siglo XX, es su principal exponente.

Bessie Smith murió en un dramático accidente de carretera el 26 de septiembre de 1937; mañana, pues, se cumplen ochenta años de su fallecimiento. Con este motivo he querido dedicarle una breve serie de, como digo, tres programas, el primero de los cuales salió al aire el lunes pasado. En el espacio de esta semana os ofrezco trece de sus más representativos temas: Easy come, easy go blues, There'll be a hot time in the old town, Gulf Coast blues, I ain't nobody's bizness if i do, Jail-house blues, Careless love blues, Weeping willow blues, Down hearted blues, Need a little sugar in my bowl, Take me for a buggy ride, Jazzbo brown from memphis town, Gimme a pigfoot (and a bottle of beer) y Empty bed blues, uno de los títulos más representativos de la carrera artística de Bessie Smith, un tema muy triste, rezumando desolación y melancolía.

Todos ellos aparecen acompañados de diversos comentarios sobre su biografía artística y musical, entresacados de la obra canónica sobre Bessie Smith, escrita por Chirs Albertson, y de artículos, publicados en la prensa digital española, francesa, italiana y brasileña, respectivamente, debidos a Ramón del Solo, Daniel Lesueur, Fulvio Bacci y Rob Gordon, el ostensible “nombre de guerra” (Rob Gordon es el nombre del personaje principal de “Alta fidelidad”, la extraordinaria película musical de Stephen Frears, basada en el libro homónimo de Nick Hornby) de un periodista del país tropical.

martes, 19 de septiembre de 2017


BESSIE SMITH. VUELVE A CASA

El programa de esta noche se constituye en el inicio de una serie de tres emisiones que vamos a dedicar a Bessie Smith, la genial cantante de blues del primer tercio del siglo pasado de cuya trágica muerte se cumplirán el próximo 26 de septiembre ochenta años.

Bessie Smith, que llegó a ser conocida como la Emperatriz del blues, es uno de los nombres míticos de la música del siglo XX, al mismo nivel que otras cantantes clásicas como Billie Holiday o Ella Fitzgerald, o que otras más recientes como Nina Simone y Aretha Franklin, las cuales ya han tenido aquí, en Buscando leones en las nubes, sus respectivos homenajes (falta tan solo Aretha Franklin, y en los próximos meses subsanaremos esa carencia).

Compartiendo con estas otras artistas, en mayor o menor medida, ciertos rasgos biográficos no demasiado amables: unos orígenes humildes, una infancia difícil, una vida proclive a los excesos, unas relaciones sentimentales conflictivas, una muy libre y a veces dificultosa expresión de la propia sexualidad, un constante coqueteo -siendo cauto en la expresión- con el alcohol y las drogas, unas frecuentes inmersiones en los abismos de la depresión, tiene también en común con ellas otros rasgos más luminosos: la potencia de su voz, la sensibilidad exacerbada, la intensidad de vida y obra, la inusual capacidad para convertir en personales, casi biográficas, las interpretaciones de unos temas que, escritos en general por otros, parecen salir de los rincones más íntimos de sus torturadas almas.

En sus cuarenta y tres escasos años de vida, Bessie Smith dejó grabados ciento sesenta temas, registrados entre 1923 y 1937, el año de su muerte. En los tres programas que ahora iniciamos os ofreceré cuarenta y tres de ellos, casi todos piezas cortas, en torno a tres minutos cada una, conforme a las posibilidades que permitía en la época la aún balbuceante industria fonográfica. La mayor parte de las canciones escogidas pueden encontrarse en Bessie Smith. The Complete Columbia Recordings, una compilación publicada en 1991, que recoge cinco volúmenes con diez cedés en los que está lo esencial de la obra de nuestra invitada.

En el muy completo cofre en el que se presentan los discos, se incluye también un interesante folleto con un extenso texto de Chris Albertson, el mayor especialista sobre la vida y la obra de Bessie Smith, autor de una biografía de referencia sobre la artista que vio la luz en Estados Unidos en 1972 y que, que yo sepa, aún no ha sido traducida al español. Diversos fragmentos de esa publicación se presentan en el programa de esta semana, como introducción a los distintos temas.

martes, 12 de septiembre de 2017


GROUCHO MARX. LO MALO DEL AMOR

Esta semana cerramos la breve serie que iniciamos hace siete días dedicada a Groucho Marx y por extensión a sus hermanos, con ocasión del reciente cuadragésimo aniversario de su muerte, el 19 de agosto de 1977. El lunes pasado me detenía en mi presentación en el comentario acerca de la importancia objetiva y también personal, en mi propia vida, de la obra de los inefables comediantes judíos. Os remito a ese programa para completar la información sobre nuestros invitados. Igualmente, os propongo la lectura de mi reseña del libro El universo de los Marx, que podéis leer en el blog de mi otro espacio en la radio universitaria salmantina, Todos los libros un libro, para haceros una idea más cabal -aquellos que no la tengáis ya bien elaborada- del talento y la significación de los geniales cómicos.

Desde el punto de vista de los textos, la presente emisión vuelve a centrarse, como la precedente, en fragmentos entresacados de la obra de Groucho, bien sean extractos de sus libros o se trate -como ocurre en la mayor parte de los casos- de sus intervenciones en distintas películas. En todos los casos estamos ante frases muy breves, muy agudas y penetrantes, muy irreverentes y políticamente incorrectas, que, en el caso de esta noche, tienen como motivo central a las mujeres, el amor o el matrimonio, siempre desde la singular perspectiva, como digo, inconveniente y ácida, transgresora y poco complaciente, rezumando humor y causticidad, derivada del descomunal ingenio de Groucho. En numerosas ocasiones es el personaje femenino que una y otra vez interpretaba en las cintas la entrañable Margaret Dumont, el que se ve obligado a soportar impertérrito las inconveniencias del iconoclasta actor.

Entre los textos, música variada entresacada de distintas filmaciones de los Marx: Plumas de caballo, de 1932, Sopa de ganso, de 1933, Una noche en la ópera, de 1935, Un día en las carreras, de 1937; El hotel de los líos, de 1938, Los hermanos Marx en el Oeste, de 1940, Tienda de locos, de 1941, Amor en conserva, de 1949, y Copacabana, de 1947, esta última con la exclusiva participación de Groucho. Como ya advertí en la emisión del lunes pasado, el origen cinematográfico de los temas seleccionados hace que en la banda sonora del programa se entremezclen piezas interpretadas por orquestas sin identificar, melifluas y empalagosas baladas románticas, interludios sobre obras clásicas, pasajes de piano o arpa a cargo de Chico y Harpo respectivamente, agitadas propuestas de jazz o blues, números colectivos de corte vodevilesco, parlamentos cantados en los que descuella la transgresora insensatez de Groucho y, en general, cualquier recurso musical empleado por los Marx para “relajar” la acción de sus trepidantes películas, poniendo pausa y sosiego entre la sucesión de sus desopilantes ocurrencias. Algunos de los intérpretes presentes en la emisión son la propia Margaret Dumont, que además de sufrir como actriz las “agresiones” de Groucho se vio obligada a cantar en alguna ocasión, Allan Jones, Kitty Carlisle, Olga Dane, Ivie Anderson, John Carroll, Tony Martin, Vera Ellen, Carmen Miranda, Virginia O’Brien y, como se ha dicho, los inefables hermanos, Chico, Harpo y, claro está, Groucho con sus desenfadadas y provocadoras intervenciones, tanto en surrealistas canciones como en insólitos parlamentos.

No me resisto a dejar aquí, en nuestra habitual sección de vídeos, la antológica escena del camarote de Una noche en la ópera. Sin música, en su versión doblada al castellano, representa la esencia del disparatado y transgresor humor “marxista”.

martes, 5 de septiembre de 2017


GROUCHO MARX. ESTOS SON MIS PRINCIPIOS

Bienvenidos a una nueva temporada de Buscando leones en las nubes que abre esta semana su decimonoveno curso saliendo al aire en la emisora universitaria salmantina. Cumplimos ya, pues, dieciocho años ininterrumpidos ofreciéndoos una muestra semanal de excelente música y no menos espléndidos textos literarios en una conjunción que siempre hemos pretendido que fuera entretenida, agradable, interesante y sugestiva.

En esta emisión inicial queremos celebrar el enorme talento artístico de los Hermanos Marx, y en particular el del inefable Groucho, de cuyo fallecimiento se cumplieron hace pocos días los cuarenta años. En efecto, el 19 de agosto de 1977 moría en Los Ángeles una de las figuras indiscutibles de la comedia cinematográfica, dejando tras de sí un legado inigualable de al menos una docena de películas, algunas de ellas auténticos clásicos, dos desternillantes libros de memorias, Groucho y yo y Memorias de un amante sarnoso, y una hilarante recopilación de guiones radiofónicos, Groucho y Chico abogados, todos ellos publicados en España por Tusquets, además de decenas de participaciones en obras de teatro, espectáculos de vodevil y programas de televisión.

Los cinco hermanos Marx, el propio Groucho, Harpo y Chico, los más conocidos, pero también Zeppo y Gummo, identificables solo para los más versados en la trayectoria de la troupe “marxista”, están indisolublemente unidos a mi vida y mis recuerdos de infancia y juventud, pues siempre fueron mis comediantes favoritos. Su humor, en particular el irreverente y disparatado, el surrealista y provocador, el agudo e ingenioso de Groucho, me ha entusiasmado desde los diez años, y aún ahora veo una y otra vez sus películas, que provocan en mí los mismos efectos que llevan causando desde hace medio siglo: carcajadas e hilaridad desatadas. El próximo miércoles, 6 de septiembre, os ofrezco en Todos los libros un libro, mi otro espacio en Radio Universidad, la reseña de un libro sobre los geniales comediantes, en la que os detallo con más detenimiento no solo los sobresalientes valores objetivos de los artistas sino también su muy especial vinculación a mi trayectoria vital. Podréis leer el extenso comentario en todosloslibrosunlibro.blogspot.com, el blog del programa.

En la sesión de hoy -la primera de una breve serie de dos centrada en Groucho- os voy a ofrecer veintiún textos cortos, frases ocurrentes, réplicas rapidísimas, diálogos mordaces, pensamientos fulgurantes e imprevisibles, recogidos de las películas y libros de Groucho. Se trata de significativas muestras -algunas muy populares y reconocibles- del humor inteligente, cáustico, de hiriente pero en el fondo benévola acidez, del revolucionario cómico estadounidense.

Para atemperar las risotadas que sin duda os provocarán los disparates de Groucho he optado por presentaros música extraída de sus películas. Esta noche os ofrezco piezas que aparecen en Los cuatro cocos, de 1929, El conflicto de los Marx, de 1930, Pistoleros de agua dulce, de 1931, y Una tarde en el circo, de 1939, las cuatro, auténticas joyas de la historia del cine. Los Marx solían intercalar en la tronchante sucesión de humoradas que constituían sus películas variadas piezas musicales -que cuando era niño detestaba, porque impedían seguir disfrutando de la insensatez de los hermanos- en las que muchas veces seguía prevaleciendo el despropósito y el desvarío de sus textos. Teniendo en cuenta esta peculiaridad de origen, entre los temas que esta noche escucharéis se suceden enfáticas arias de Verdi, divertidas interpretaciones de Chico al piano y reposados solos de arpa del mudito Harpo, atronadores clímax de grandilocuentes big bands y piezas de orquestas más o menos anónimas, descabellados números colectivos presididos por un absoluto desatino y almibaradas baladas románticas. A veces, también, brotan intercalados fragmentos de parlamentos, casi siempre del “verborreico” Groucho. En este heteróclito muestrario se puede apreciar el talento de Irving Berlin, Mary Eaton, Oscar Shaw, Maxime Castle, Kenny Baker, Florence Rice, Lillian Roth, Hal Thompson, Bert Kalmar, Harry Ruby, Richard Grieg, Dudley Dickerson y, como se ha dicho, los propios Harpo, Chico y Groucho.