martes, 25 de marzo de 2014


MUJERES EN SU TINTA. LOS AMANTES ENSAYAN

Con la una emisión de esta semana, en Buscando leones en las nubes cerramos la breve serie de tres programas que, a partir del 8 de marzo y la correspondiente celebración en esa fecha del Día internacional de la mujer, hemos dedicado al universo poético y musical femenino.

En la presente edición escucharéis mi lectura de once poemas entresacados de Mujeres en su tinta. Poetas españolas del siglo XXI, la antología de Uberto Stabile para la editorial A fortiori. Debo haceros notar que partiendo de mi voluntad inicial de escoger un poema de cada una de las treinta y una poetas seleccionadas en el libro, dicha cifra no me permitía completar el tiempo exigido para las tres emisiones, por lo que en la edición de esta noche se repiten tres de las autoras ya presentadas en los lunes precedentes. Mercedes Escolano, Elena Medel, Roxana Popelka, Safrika, Sofía Castañón, Sonia San Román, Vanesa Pérez Sauquillo, Yolanda Soler Onís, Pilar González España, Ana Pérez Cañamares y Miriam Reyes (con su conmovedor poema Mi padre enfermo de sueños, que os dejo al final de esta breve presentación), son las escritoras escogidas para completar el programa.

Sus versos han aparecido arropados por las canciones, que se desenvuelven en la atmósfera recogida habitual en Buscando leones en las nubes, la más propicia, a mi juicio, para disfrutar del encanto de los textos, interpretadas por Regina Spektor, Laura Cantrell, Anna Maria Jopek, Kate McGarry, Anna Luna, Nathalie, Betty Shirley, Linda Thompson (de la que suena en el programa la preciosa It won't be long now, que os ofrezco aquí también en vídeo), Mayra Andrade, Rebecca Hardiman y Krista Detor.

Lectora sobre un fondo negro (La mesa rosa), un cuadro de Matisse de 1939 que también ha estado presente en mi vida desde hace años, sirve de ilustración de esta emisión dedicada a las mujeres, la música y la poesía.
 
 
Mi padre enfermo de sueños. Miriam Reyes
 
Mi padre enfermo de sueños
en el asfalto incandescente de cien mil mediodías caminados
bajo el sol en vertical
perdió sus pies
y apoyado en sus rodillas sigue buscando
el camino de vuelta a casa.
Mi padre sueña,
rendido por el cansancio,
que vuelve a su tierra y planta sus piernas y le crecen pies jóvenes
y la savia de su tierra negra le alivia el dolor de las arrugas
y resucita sus cabellos muertos.
Luego despierta en un piso alquilado a la ciudad de los huracanes de la miseria
y blasfema y maldice y no tiene amigos.
 
Escondido en la noche papá llora
por las certezas que lo defraudaron.
Del otro lado de su piel
mamá llora por mamá
mamá llora por su casa que ya no habita
y por paz y reposo y risa.
 
Papá y mamá lloran
cada uno a espaldas del otro en la cama
en el más crudo estruendoso hermoso silencio
que modula en frecuencias infrahumanas
sonidos que se articulan como palabras:
«si aquí no están mis sueños cómo puedo dormir aquí».
Y que sólo yo escucho
con la cabeza enterrada en la almohada.
 
Concebida de la nostalgia
nací con lágrimas en el sexo con tierra en los ojos con sangre en la cabeza.
No soy lo que soñaron
como tampoco lo son sus vidas.

martes, 18 de marzo de 2014


MUJERES EN SU TINTA. CÓMO SE HIZO QUERERTE

Esta semana continuamos con la serie, que iniciamos hace siete días, con ocasión del Día Internacional de la mujer. Hemos cifrado nuestra femenina celebración en los dos planos complementarios que integran nuestras emisiones. Desde el punto de vista literario, os ofrezco una docena de poemas entresacados de Mujeres en su tinta. Poetas españolas del siglo XXI, la antología, interesante desde el punto de vista del contenido, aunque defectuosa en el plano formal, presentada por la editorial A fortiori, en la que Uberto Stabile selecciona versos de treinta y una poetas españolas que, nacidas en décadas muy distintas y guiadas por propósitos literarios también diversos, publican su obra en estos primeros años del siglo. Déborah Vukušić, Eva Vaz, Inmaculada Luna, Isabel Bono, Isabel Pérez Montalbán, Josefa Parra, Julia Otxoa, Lola Andrés, María Eloy-García (cuyo Cómo se hizo quererte, que da título al programa, os dejo como cierre a esta breve presentación), Mada Alderete, Aurora Luque y Pilar González España son las autoras de los versos elegidos.
 
Y esos doce poemas leídos en el programa se presentan “enfrentados” a un conjunto de piezas musicales, con el tono dulce e introspectivo que nuestros oyentes ya asociáis al programa, también interpretados -como es obvio- por cantantes femeninas: Sophie Milman, Claire Denamur, Mimi Page, Caecilie Norby, Eliana Printes, Shannon Withworth, Tracy Chapman, Solveig Sletahjell (su sentida y espléndida versión del Take it with me, de Tom Waits, protagoniza el vídeo de esta semana), Sahra Halgan, Laïka Fatien, Catherine Russell y Giada Valenti.
 
Una figura de mujer, un cuadro cuya reproducción me ha acompañado a lo largo de casi treinta y cinco años, buena prueba de su belleza objetiva y del formidable conjunto de reminiscencias y vinculaciones que siempre ha provocado en mí, ilustra esta entrada. Se trata de Mujer sentada con la pierna izquierda levantada, pintado por Egon Schiele en 1917.
 
 
Cómo se hizo quererte. María Eloy-García
 
Cómo se hizo quererte
este descubrimiento de quererte
por los redondos resultados de la esfera
como un día en que la sucursal no dio crédito
como un día en que la incógnita reveló su identidad y se convirtió en tres quintos
como un día en que el acondicionador
decidió ser para el pelo
como la primera rana desveló un nacimiento
como la ceniza se dignifica en una urna funeraria
como descendió la montaña un alud
pensando en llegar temprano a ser inmóvil
como la oferta amplió su estante de víveres
para cadáveres refrigerados
como el glacial decidió ser frío
como la ameba eligió estar viva para siempre
como el tres quiso convertirse en treinta
como un animal se extinguió para dejar de ser verde
como el fuego eligió pasillo de hotel
es
como yo cuando muerta
como yo cuando sin ti.

martes, 11 de marzo de 2014


MUJERES EN SU TINTA. EL AMOR DESDE LEJOS

Hoy, pocos días después de la celebración el pasado 8 de marzo del Día Internacional de la mujer, Buscando leones en las nubes quiere sumarse a esa conmemoración y de un modo que ya viene siendo acostumbrado en nuestra larga trayectoria dedicar algunas emisiones -en concreto tres, en este caso- a la creación literaria y musical de las mujeres.

Así, desde el punto de vista literario, en estos tres programas voy a leeros poemas extraídos de Mujeres en su tinta. Poetas españolas del siglo XXI, una antología que con selección y prólogo de Uberto Stabile presentó la editorial A fortiori en 2012. En el libro, cuya edición, más allá del interés de las obras recogidas, es ciertamente defectuosa, con erratas e “incorrecciones” varias, se presenta una muestra de poemas de treinta y una poetas españolas, sin conexión alguna entre ellas, ni estilística, ni estética, ni siquiera generacional, lo que -precisamente por esta heterogeneidad confesada de inicio por su compilador-, le permite a éste ofrecer una perspectiva lo más abierta posible de las diferentes voces que se conjugan en este femenino plural de la actual poesía española. En particular, en esta primera entrega de la serie os ofrezco versos de Ana Pérez Cañamares, Balbina Prior, Beatriz Russo, Begoña Abad de la Parte, Belén Artuñedo, Carmen Beltrán Falces, Carmen Camacho, Cecilia Quílez, Concha García, Elena Medel y Chantal Maillard, cuyo poema Escribir, que he debido leeros obligadamente fragmentado, dada su extensión, os dejo íntegro aquí, al término de esta entrada.
 
Y entre los versos han sonado las magníficas canciones -algunas de las cuales constituyen inspiradas versiones de piezas más o menos clásicas que seguro habréis podido reconocer- interpretadas por Jacqui Naylor, Marissa Nadler, Mina, Kasia Lins, Zizi Possi, Alex Hepburn, Susan Getz, Françoise Hardy, Laura Cortese, Alma Micic y Basia Bulat.
 

Escribir. Chantal Maillard

escribir
 
para curar
en la carne abierta
en el dolor de todos
en esa muerte que mana
en mí y es la de todos
 
escribir
 
para ahuyentar la angustia que describe
sus círculos de cóndor
sobre la presa
aunque en el alma no
 
en el alma
la estimación del tiempo que concluye
y es arriba
algo más que un silencio
con ojos semiabiertos
 
escribir
 
como condescendencia y como rebeldía
sin elección
sin pausa
porque se va la luz, las fuerzas
se le acaban
y el ser se va de vuelo
en las garras de un ave
carroñera
 
escribir
 
para decir el grito
para arrancarlo
para convertirlo
para transformarlo
para desmenuzarlo
para eliminarlo
escribir el dolor
para proyectarlo
para actuar sobre él con la palabra
 
escribir
para descansar
(escribir que el sol, en invierno, es hermoso)
 
por no llorar tan dentro
tan a escondidas
 
escribir
 
hacia la extenuación
para que se derrame el dolor contenido
desde el inicio del mundo
 
escribir
para rebelarse
sin provecho
 
a pesar de la derrota ya prevista
 
porque no hay rebeldía que no esté justificada
ni violencia que no sea, en el fondo,
inocente
 
escribir
 
con derecho al llanto
 
escribir para curar
escribir para guarecerse
escribir como si cerrase los ojos
para no cerrarlos
para mover la mano y seguir su curso
para sentirse viva
AÚN
para aplazar la angustia
como simulación
para guiar la mente y que no se desboque
para controlar lo controlable
 
escribir
 
como quien deja la luz encendida
y duerme de pie sobre sí mismo
para saldar las cuentas con el miedo
 
escribir
para reorganizar
 
escribir
sin hacer concesiones
 
escribir
como quien des-espera
para cauterizar
para tomarle las medidas al miedo
para conjurar
para morder de nuevo el anzuelo de la vida
para no claudicar
 
escribir
para apuntar al blanco
 
escribir
con palabras pequeñas
palabras cotidianas
palabras muy concretas
palabrasojo
palabras animales
palabrasbocadegato
ásperas por dentro y por fuera
suaves como “tal vez”
palabraslatigazo
como “demasiado” y “tarde”
 
escribir
para no mentir
para dejar de mentir
con palabras abstractas
para poder decir tan sólo lo que cuenta
 
decir que a las once
de la noche de hoy
mientras la luz calienta e
l lado izquierdo de mi almohada
y la sábana verde se desdobla
en el espejo del armario
estoy en mí
en el lugar en que acostumbro
a encontrarme
en este aquí hecho de extraña
duración en lo mismo
repitiéndome
la carne dolorida
los huesos lastimados
los nervios, la piel
tirante, amoratada
el pelo encanecido
el grito sólo postergado
y hoy a las once
de la noche de hoy
mientras la luz calienta
el lado izquierdo de mi almohada
 
muere un niño
o dos o no sé cuántos
mueren y una anciana dice
sus últimas palabras
o no las dice y muere
y es otra la que habla
pero no habla, dice
apenas dice y muere
sin decir
apenas
nada
y algo se me atraganta
tal vez un alarido
largo como las once horas de esta noche
o tal vez la conciencia
que duerme encendida
como una lumbre la conciencia
de todos los que mueren
como una fogata
un espantoso incendio
que prende en las ventanas
de la ciudad y en el mar no se apaga
una conciencia absurda
una antorchahorizonte
la conciencia de todos los que saben
que se están acabando
en sus huesos de antorcha
hoy, mañana, siempre
 
escribir
todas las muertes son mi muerte
mi grito es el de todos
y no hay consentimiento
escribir
 
¿para consentir?
¡escribir para rebelarse!
no hay lugar para plegarias
no hay lugar para el sosiego
el ajuste de las almas
se hace en rebeldía
 
Estamos solas
y nos pertenecemos.
En nosotras está el poder
Somos un pueblo de almas
en rebeldía
¡Despertad!
Lo que escribo aquí
se traza en el aire e
l dolor es la senda
el dolor es el medio
por el dolor la fuerza
que combate el dolor
y lo transforma
por el dolor deshago
mi dolor en lo ajeno
y el ajeno en el mío
 
escribir
 
para des-esperar
por todos los que están
por todos los que fueron
los desaparecidos
escribir para cuidar
sus des
apariciones
para alimentarlas
para que no se enturbien
no tan pronto
no tan siempre
pronto
 
escribir
 
para desestructurar
para vencer
las estructuras
para contra
decir
lo dicho
para demoler
 
escribir
 
para desestimar
para aprender la delgadez del trazo
su vacío
habituarse a él
a su insignificancia
 
escribir
para insignificar
 
escribir
 
inútilmente
para ejercer lo inútil
para abrazar lo inútil
para hacer de la inutilidad un manantial
 
escritura como sortilegio
 
- volé esta madrugada
más alto que ninguna otra vez
 
Cada noche, en la duración de un grito
viene una sombra nueva
 
Cada noche, en la duración de un grito,
un alma acude a mí.
La acojo.
En el grito.
Ella no dura. Sólo se abre.
Y hay que entrar. Suavizar.
No hay que recordar.
Tan sólo entrar.
Respirando. –
 
escribir luego
para reforzar
los frágiles puentes
los conductos sutiles
con temor
de que se borren
en el espacio leve
entre lo presentido y lo sentido
 
Escribir
para desescribir
para desdecir
para reorganizar
las consciencias y
que cada una cumpla
su ceguera
El espacio de las almas
ha de guardarse oculto
En la palabra está el engaño
escribir pues
para confundir
para emborronar
y, luego, volver a escribir
en el orden que conviene
el mundo que hemos aprendido
 
escribir
 
como quien cuenta los pasos que da
por no oír el silencio
como quien cuenta pasos - uno, dos -
y se salta el tercero -cuatro, cinco-
para ver si se ha ido
para comprobar
pero no: sigue estando
y ya no dejará de andar
para contar los pasos
hasta caer exhausto
en el silencio enorme que se ensancha
entre sus piernas como un charco
de sangre
 
escribir
 
porque el héroe se hace con el miedo
sobre todo su miedo
a partir de su miedo
se hace héroe el héroe
ahuecando el miedo
y llenándolo de acción
para entumecerlo
haciendo tiempo en lo hermoso
haciendo tiempo en lo vivo
 
yo no soy ningún héroe
yo sólo escribo
para colmar la distancia
entre mi miedo y yo
 
escribir
“Se pone un abrigo de cuero.
escribir
“Un hombre joven se levanta del asiento.
Se pone un abrigo de cuero.
Lleva gafas oscuras.
Se vuelve.
Su espalda es ancha.
Se dirige a la puerta.
No sé qué hará mañana.
No le conozco.
Ha cruzado la vía.
El cristal me devuelve mis ojos y
 esa tristeza que se mide en mis labios.
El hombre joven tal vez camina hacia una casa.
Tal vez sea su casa.”
 
escribir
“En mi rostro el paisaje
- atravesándolo -
el paisaje.”
 
escribir
“Tiene las uñas recortadas.”
escribir
“Se desprende, muy lenta, de una frase,
la desliza en el cuaderno y espera.
Tiene las uñas recortadas
y una blusa de encaje.
Lleva una bolsa de color violeta
en las rodillas.
Cuando respira hace juego
con los versos de Sylvia Plath.
Hay un desfiladero en su mirada
y no termina de cruzarlo.”
 
escribir
para confundir las palabras
y que las cosas aparezcan
 
(Campos de limoneros cargados con sus frutos. Y cañizales
separando sembrados. Y vinagreras cubriendo de oro las taludes…)
 
que las cosas presionen
que un mundo se abra paso
(Es invierno, y ya crecen el trigo y la alfalfa. Aún hay campos entre ciudades y
hermosos pueblos y una anciana se sienta
en un portal con un rayo de sol en su regazo.
La tierra arada humea bajo el sol y los olivos jóvenes tensan sus cuerpos
retorcidos hacia el cielo. Creciendo. Crecer es
ascender.
Crecer es ensancharse.
Crecer es romper límites.
Crecer es invadir…)
 
que estallen los cristales de mis manos
que abran ojos en las letras
 
(Hileras de olivos.
Sus sombras paralelas…)
 
escribir
para rastrear
 
escribir
 
para perdonar
para ser perdonado
 
¿Dónde hallaré al sacerdote,
al mediador, aquel que tenga
conocimiento de los límites
y el poder de traspasarlos?
¿dónde hallaré a aquel
capaz de arder sin consumirse
y, entre los muertos y los vivos,
ecualizar
transformar, ¡bendecir!?
 
escribir
 
para hallar la paz
después de haber hablado
con los muertos
 
escribir
 
para sellar la paz
para conciliar
en mí
para perdonar en mí
 
escribir
 
la culpa misma que golpea y se licúa
en el pecho
y surte y es agua que mana
con fuerza y que nos une
agua que forma
remolino de amor irradiando
 
todas las culpas son
el mismo sufrimiento
el de existir queriendo
queriendo serlo todo
queriéndolo todo
y todo está en mis manos
en esta encrucijada donde permanecemos
el tiempo suficiente
para sufrirlo todo
 
en mi interior barrunto el gran estruendo:
todo el dolor del mundo me pesa entre los muslos
 
abrid los ojos: ¡ved!
es tan terrible vivir
¡quien sobrevive saluda!
morituri somos todos
 
toda la historia de tu estirpe
está presente y te reclama
como crisol
eres
la mediadora
operas
en ti misma el milagro
de la conciliación
y de repente soportas
el peso del mundo y su dolor
lo bebes todo entero.
Agradecida.
 
escribir
porque crujen las rodillas
y hay como un sueño
esperando ser soñado
justo detrás del dolor.
 
- Hoy observé las gaviotas.
 
He de volar muy alto esta noche.
He de volar sin lastre.
Hasta que amanezca.-
 
escribir
“otoño”
para recordar cómo
uníamos castañas con palillos de dientes
y surgían princesas y perros y dragones
y mi madre era hermosa
y ¿quién sabe? tal vez
fue feliz, también ella,
ese día.
 
escribir
para arquear el espinazo de las letras
a imagen del dolor
para trazar las líneas de la vida
líneas que se encogen
líneas retráctiles
como nervios apresados en la carne
como venas quebradizas
venenos infiltrados
en las arterias, líneas
que merodean en torno al corazón
calado por la angustia
y el cansancio
líneas como cables tendidos
entre una vida y otra menos vida
líneas ultracortas
líneas entrecortadas
líneas respiradero
líneas túnel
para desembocar
en el horizonte r
ecuperar allí
las fuerzas del principio pero
líneas quebradas
presionadas
oprimidas, líneas
de vuelta atrás
combadas sobre el tiempo
que queda
el tiempo que nos queda
termitero o volcán v
aciado por los seres (los insectos, la lava)
que operan desde dentro
 
líneas
de retroceso
¡si fuesen sólo al sueño!
pero no: más abajo.
 
escribir
como quien muerde un rayo
con los brazos en cruz
 
escribir
que sus pulmones se cerraron
como las alas de una
mariposa.
Dejó un rastro de polvo azul
en los dedos de quienes fueron
a tocarla
 
escribir
como aquel que se fuga de un hospital y arrastra tras de sí
las sondas, el goteo, la máscara de oxígeno y corre
sobre agujas envenenadas
 
¡Despertad!
¡nadie podrá evitarlo! s
ólo es cuestión de tiempo
contad los gritos que dais
en el fondo del agua
¡Contad los gritos!
 
cada cual con su dolor a solas e
l mismo dolor de todos
 
- Alguien disimula. Sonríe,
devuelvo la sonrisa.
que para él ya oscureció.
También él lo sabe.
Pero se esfuerza. Todos
nos esforzamos.
Gritar es esforzarse.
Gritar es rebelarse. -
 
escribir
porque alguien olvidó gritar
y hay un espacio en blanco
ahora, que lo habita
 
escribir
porque es la forma más veloz
que tengo de moverme
 
escribir
 
¿y no hacer literatura?
 
 
¡y qué más da!
 
hay demasiado dolor
en el pozo de este cuerpo
para que me resulte importante
una cuestión de este tipo.
Escribo
 
para que el agua envenenada
pueda beberse
 

martes, 4 de marzo de 2014


CORTÁZAR Y EL JAZZ. UN PÁJARO QUE MIGRA

El 12 de febrero pasado se cumplieron treinta años de la muerte de Julio Cortázar, que de vivir aún habría llegado a los cien el próximo veintiséis de agosto. Esta doble celebración, gozosa en cualquier caso pues nos permite rememorar su inmensa figura como escritor y persona, será la excusa que dé sentido a la presente edición de Buscando leones en las nubes.
 
Desde el punto de vista literario, en la hora larga (en realidad, setenta minutos) de programa escucharéis textos extraídos de Cortázar de la A a la Z, un interesante libro sobre el argentino, del que son responsables Aurora Bernárdez, primera mujer del escritor, y Carles Álvarez Garriga, gran experto cortazariano. En mi otro programa en Radio Universidad presenté hace unas semanas una reseña sobre el libro que podéis consultar en su blog: todosloslibrosunlibro.blogspot.com. Los fragmentos seleccionados para integrar la emisión son, como el propio libro, heterogéneos y variados, e incluyen cuentos cortos, párrafos entresacados de sus novelas, fragmentos de entrevistas, poemas y reflexiones varias de Cortázar. En ellos están presentes algunas de las "preocupaciones" favoritas del argentino: el tema del doble, la importancia de la música, el encantamiento del jazz, la radical persistencia de la infancia en nuestras existencias, la vida como juego, la fascinación del viaje, el mágico universo subterráneo del metro, la realidad y el sueño viviendo sus relaciones paralelas, el oficio de escritor y la trascendencia de la literatura, el humor que rebaja cualquier planteamiento elevado -incluso el de la trascendencia de la literatura-, como aflora en las múltiples historias de los cronopios y los famas, una de las cuales se recoge en el programa, la curiosidad por lo aparentemente nimio, como puede verse en sus conocidas instrucciones para dar cuerda a un reloj, también radiadas, y tantos otros.
 
La banda sonora que acompaña a la significativa muestra de textos del inolvidable escritor está integrada, cómo no, por una selección de espléndidas piezas de jazz que o bien son mencionadas por el autor de Rayuela en los distintos testimonios que nos quedan de su intensa devoción por el género o bien son interpretadas por músicos de su predilección: Blue Mitchell, Bessie Smith, Lester Young, Ethel Waters, Nat Adderley, Ella Fitzgerald, Jimmy Heath, Lena Horne, Charlie Parker, Billie Holiday, John Coltrane con Johnny Hartman (cuya magnífica interpretación -saxo y voz- de Dedicated to you con un inesperado pero muy apropiado fondo de nubes aparece en nuestro vídeo final), Sarah Vaughn y Duke Ellington.
 
El título que encabeza esta entrada está entresacado de un texto de Rayuela que se lee en la emisión y que os dejo ahora como cierre a mi comentario.
 
 
El jazz es como un pájaro que migra o emigra o inmigra o transmigra, saltabarreras, burlaaduanas, algo que corre y se difunde y esta noche en Viena está cantando Ella Fitzgerald mientras en París Kenny Clarke inaugura una cave y en Perpignan brincan los dedos de Oscar Peterson, y Satchmo por todas partes con el don de ubicuidad que le ha prestado el Señor, en Birmingham, en Varsovia, en Milán, en Buenos Aires, en Ginebra, en el mundo entero, es inevitable, es la lluvia y el pan y la sal, algo absolutamente indiferente a los ritos nacionales, a las tradiciones inviolables, al idioma y al folklore: una nube sin fronteras, un espía del aire y del agua, una forma arquetípica, algo de antes, de abajo, que reconcilia mexicanos con noruegos y rusos y españoles, los reincorpora al oscuro fuego central olvidado, torpe y mal y precariamente los devuelve a un origen traicionado, les señala que quizás había otros caminos y que el que tomaron no era el único y no era el mejor, o que quizá había otros caminos y que el que tomaron era el mejor, pero que quizá había otros caminos dulces de caminar y que no los tomaron, o los tomaron a medias, y que un hombre es siempre más que un hombre y siempre menos que un hombre, más que un hombre porque encierra eso que el jazz alude y soslaya y hasta anticipa, y menos que un hombre porque de esa libertad ha hecho un juego estético o moral, un tablero de ajedrez donde se reserva ser el alfil o el caballo, una definición de libertad que se enseña en las escuelas, precisamente en las escuelas donde jamás se ha enseñado y jamás se enseñará a los niños el primer compás de un ragtime y la primera frase de un blues, etcétera, etcétera.